El Cabildo de El Hierro incoa expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural, con categoría de Colección de Bienes Muebles y Usos Sociales, Simbólicos y Actos Festivos, conforme a la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias, a favor de la tradición y uso ritual de las cruces de los antepasados en El Hierro, una iniciativa que se denominará “Colección de Bienes Muebles y Uso Ritual de las Cruces en El Hierro”. Una vez aprobado por el Consejo de Gobierno del Cabildo de El Hierro, se procede a publicarlo en el BOC y se traslada a la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias para que proceda a su anotación preventiva en el Registro de Bienes de Interés Cultural. La iniciativa, a propuesta de la consejera de Cultura, Juventud, Deportes y Patrimonio del Cabildo de El Hierro, parte de un particular, Miguel Ángel Cabrera, el pasado 25 de noviembre, solicitando el comienzo del procedimiento para la incorporación de las Cruces de El Hierro al Catálogo Insular de Bienes Patrimoniales Culturales en base a los antecedentes histórico artísticos recogidos en el libro “Las Cruces de los antepasados en la isla de El Hierro” de los autores María del Pilar Galván y Joaquín Carreras. Unos investigadores que ponen de relieve el hecho de esta tradición en El Hierro lo que hace necesario salvaguardar este bien cultural inmaterial como tradición simbólica y uso ritual de las cruces, así como articular alguna medida de protección sobre los elementos que materializan esa tradición en forma de cruces de distintos materiales y tipologías, dispuestas en los espacios domésticos, frecuentemente dentro de hornacinas, según informa el área de Patrimonio de la Institución. “Desde el Cabildo respaldamos totalmente esta iniciativa particular que viene a demostrar la importancia que tiene que la ciudadanía valore y vea como algo propio nuestro rico patrimonio cultural y realza esta tradición con una singularidad especial en el caso de El Hierro y que se convirtió por nuestros antepasados como la mejor manera de honrar a los fallecidos y transmitir comunicación no verbal hacia los vecinos el luto por la pérdida”, declara la consejera insular de Cultura y Patrimonio, Tatiana Brito. Tal y como recuerdan los investigadores referidos en su libro, ya en la segunda mitad del siglo XIX la aristócrata británica Olivia Stone, al visitar El Hierro, destacaba que el gran número de cruces existentes por doquier rompen la monotonía de los caminos. Las colocan por razones triviales; el que un cadáver haya descansado en dicho lugar, camino de su entierro, es la causa más frecuente”. “Casi siglo y medio después -informan- aún se mantiene esa presencia: en recintos religiosos, en plazas, en cruces de caminos, las ubican en los bordes de caminos donde muere alguien, en los antiguos descansaderos de muertos… la isla parece un mar de cruces a poco que uno se fija en ellas”. No resulta extraña esa preeminencia del icono cristiano que antaño también se apreciaba en toda Canarias. Sin embargo, la isla más pequeña del Archipiélago tiene una particularidad no existente en las restantes, que le da un toque distintivo y un carácter único, según Galván y Carreras. Y es que existía la costumbre, hoy prácticamente perdida, de situar en la entrada de las casas un nicho en el cual se colocaban pequeñas cruces en memoria de las personas fallecidas que formaban parte de ese hogar. Así, cuando alguien fallecía en esa casa, se le construía una cruz (antaño de madera y más recientemente se compaginaban con las de mármol) y se la colocaba con las otras ya existentes en el nicho, a modo de pequeño panteón familiar. Un pequeño espacio sagrado, propio, familiar y la vez, comunitario. Se enramaban anualmente el Día de La Cruz (el 3 de mayo), aunque se colocaban flores en cualquier momento del año, en memoria y recuerdo de sus familiares queridos (Día de Todos los Santos). Según los autores, estas cruces de los antepasados son singulares por varios motivos: por ser El Hierro la única isla donde se realizó tal costumbre, al menos en Canarias, y porque la etnografía apenas ha constatado tal tradición, lo cual resulta inesperado, dada su importancia como creencia popular arraigada entre la comunidad local. En la actualidad, esta costumbre casi ha desaparecido por completo, atestiguándose en la documentación que obra en el expediente, algunas cruces datadas en la década de los 70 del pasado siglo XX. Sin embargo, destacan dos factores que acreditan el arraigo de esta tradición en el imaginario colectivo herreño: por una parte, el respeto hacia esta manifestación simbólica que da como resultado la conservación de cientos de ejemplos de esta práctica ritual; por otro lado, la memoria persistente de esta práctica entre la población actual que queda plasmada, incluso, en diseños actuales que incluyen hornacinas y cruces, como por ejemplo ocurre en el recientemente inaugurado paseo peatonal entre Valverde y El Mocanal, informan desde el área de Patrimonio del Cabildo herreño. Se da la circunstancia de que convergen en esta expresión cultural de la tradición simbólica y uso ritual de las cruces en El Hierro, aún latente en la sociedad herreña, componentes materiales e inmateriales: por un lado, la tradición simbólica de recordar en el ámbito doméstico a las personas fallecidas y, por otra parte, la expresión de esta tradición manifestada en bienes muebles (cruces de diversa tipología elaboradas en diferentes materias primas, frecuentemente ubicadas en hornacinas). Esta nueva declaración vendría a sumarse al Bien de Interés Cultural de la Fiesta de las Cruces de El Pinar. Fotos: Rafa Avero
Tiempo de lectura
4 mins.
Etiquetas