DECLARACIÓN INSTITUCIONAL DEL CABILDO DE EL HIERRO CON MOTIVO DE LA CONMEMORACIÓN DEL 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER La igualdad de mujeres y hombres es un derecho fundamental recogido en diferentes normas jurídicas, pero, aunque las leyes son indispensables, las estadísticas y los estudios de diagnóstico social y económico y, sobre todo, la realidad del día a día, continúan reflejando una estructura de posiciones sociales desiguales entre mujeres y hombres que se reproduce en todos los ámbitos, públicos y privados, y que padecen las mujeres por el mero hecho de serlo. Las mujeres hacen frente a brechas que tienen que ver con roles y estereotipos de género, que están marcadas por unas relaciones desiguales de poder. La desigualdad, que simboliza la discriminación hacia las mujeres frente a los privilegios de los hombres, son el resultado de estructuras sociales enraizadas en construcciones erigidas con patrones masculinos que invisibilizan, menosprecian, y maltratan a las mujeres. Fabricaciones que, sin lugar a duda, se pueden y se deben modificar, pero primero, la desigualdad nos tiene que preocupar e importar. A este Plenario le preocupa, y mucho, y desde el inicio de legislatura hemos postulado como uno de nuestros principales objetivos la consecución de la igualdad real y efectiva. Y creemos que ese mismo desvelo debe ser la meta, el objetivo irrenunciable de toda la ciudadanía canaria. En los últimos 25 años en los que se han asumido acuerdos internacionales, se han aprobado leyes de igualdad y para la prevención de violencia de género, se han desarrollado políticas transversales, se han puesto en marcha programas y recursos específicos y se han denunciado las discriminaciones, al tiempo que se ha apoyado al movimiento asociativo de mujeres como pieza fundamental en la defensa de la igualdad. Ante la próxima conmemoración del Día Internacional de la Mujer, mantenemos nuestra férrea y constante voluntad para combatir la persistencia y la reproducción de las desigualdades, directas e indirectas, remarcamos nuestra convicción para consolidar los progresos y evitar retrocesos en derechos y libertades, y aseguramos nuestra firmeza para seguir impulsando el empoderamiento y la participación de las mujeres y para acabar con la violencia de género. Seguiremos, asimismo, haciendo cuantos esfuerzos sean precisos para conseguir la total implicación de la ciudadanía que permita un verdadero cambio estructural que posibilite la igualdad sustantiva. La multitudinaria respuesta social de los últimos años para demandar la plena igualdad entre mujeres y hombres, impulsada por el movimiento feminista, nos demuestra al conjunto de la ciudadanía que vamos por el camino correcto para convertirnos en una sociedad mejor, más solidaria y respetuosa con los derechos y libertades de todas las personas. Nos indica que transitamos por una senda hacia una nueva sociedad, la que se merecen las mujeres y la que debemos dejar a las generaciones futuras. No obstante, la experiencia de décadas de reivindicaciones demuestra que la consecución de la total igualdad es un reto arduo, y actualmente este propósito se enfrenta al peligro de la involución, por lo que es imperiosa la necesidad de fortalecer la colaboración, implicación y unidad de todos los sectores de la sociedad, no solo para evitar el más ínfimo retroceso, sino para seguir dando pasos que conduzcan a terminar con el actual espejismo que supone la consideración legal de la igualdad que poco tiene que ver con la igualdad real. Los valores que determinan la igualdad de género deben ser sólidos y estar ampliamente instalados en la conciencia colectiva para que su efecto sea transcendente y definitivo.
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